Una historia de ilusión, ternura, tecnología y grandes sueños.
Corría el mes de octubre de 1985. En los Puntos de venta de Loterías y Apuestas del Estado, los clientes se acercaban con curiosidad a interesarse por una nueva propuesta de Loterías: el regreso de La Primitiva, un juego que había nacido el 10 de diciembre de 1763 y se celebró hasta 1862 y que ahora volvía con fuerza renovada. Era el jueves día 17, fecha del primer sorteo de esta nueva etapa. No había pantallas ni terminales. Solo un boleto de tres cuerpos —original, papel calco y copia— y un sello que validaba la apuesta. Era el inicio de una nueva era.
Los boletos eran casi una obra de ingeniería manual. Cada uno contenía bloques numerados, y el jugador debía marcar con una ”X” seis números entre el 1 y el 49. La copia quedaba en manos del apostante, el original y el calco se agrupaban por apuestas y se colocaban en los sobres correspondientes para su traslado a Laterías por valija. Aquellos primeros sorteos se celebraban los jueves, y el precio por apuesta era de 25 pesetas. La emoción era palpable.

Con el tiempo, la tecnología comenzó a transformar el juego. Llegaron las validadoras electrónicas, que imprimían un código en el boleto, y más tarde los terminales digitales, que automatizaron el proceso por completo. La Primitiva se adaptaba, pero sin perder su esencia: ofrecer una oportunidad de soñar en grande.
Aquel perrito, si, Pancho, que desbordaba ternura en todas las situaciones que aparecía, tanto en la cartelería como en los spots de tv, anunciándonos los botes o los sueños que se podían conseguir, porque acertar los 6 números de la combinación ganadora era el sueño de cualquier participante.
Y vaya si se soñó. En noviembre de 1985, tres acertantes se repartieron 125 millones de pesetas. En 1986, un único ganador se llevó 800 millones. Pero el récord absoluto llegó en 2015, cuando un boleto acertante ganó 101 millones de euros, el mayor bote de la historia del juego.
La Primitiva también evolucionó en frecuencia. En 1989 se añadió el sorteo del sábado, y en 2022 se incorporó el del lunes, convirtiéndose en una cita casi diaria con la suerte. El precio también cambió: de las 25 pesetas iniciales pasó a 50, luego a 100, 150, y finalmente a 1 euro con la llegada de la moneda única.
Hoy, 40 años después, La Primitiva sigue viva en cada terminal, en cada apuesta, en cada ilusión compartida. Desde Fenamix, celebramos esta historia con orgullo, sabiendo que los Puntos de venta Mixtos han sido protagonistas de esta evolución. Porque detrás de cada boleto hay una historia, detrás de cada historia, un sueño y detrás de cada sueño hay un Punto de venta Mixto, comprometido, responsable, profesional, luchador y con un mensaje claro y contundente…
Dejadnos trabajar con dignidad !!!
¡Feliz aniversario, La Primitiva! Que sigas repartiendo ilusión por muchos años más.
¡Nosotros los Puntos de venta Mixtos seguiremos luchando por la igualdad y por una red de ventas única!
Pep Vallori
Presidente de Fenamix














